Muy a menudo, los médicos tienen que tratar a pacientes que tienen dificultades muy serias para manejar las emociones, especialmente las negativas, pero no solo.
Ante el malestar y el sufrimiento, se encierran en sí mismos, nos dicen que no quieren hablar de ello, que no lo sienten, o lo minimizan fingiendo que no pasó nada, como si el dolor se nos escapara, como si las tragedias nos dicen que no lo tocó en lo más mínimo.
¿Cómo es eso posible?
Estas personas, aparentemente inconscientemente, han erigido un muro impenetrable que no permite que el dolor y el sufrimiento asociados con traumas menores o mayores de su pasado y presente se inmiscuyan en sus vidas, interrumpiendo la parte de ellos que… «Él está bien, » Él tiene una familia. Tu trabajo, un par de amigos, en una palabra, esa parte positiva que “funciona” se establece y permanecerá, pase lo que pase.
Pero a veces sucede que a pesar de la impenetrabilidad, el malestar sigue apareciendo a pesar del muro, y tal vez sea ese muro el que sea la esencia del malestar e impida a las personas entrar en contacto con los recuerdos, las emociones y los sentimientos que tienen. removidos, pero que existen y necesitan ser vistos, expresados y manejados para que una persona viva plena y conscientemente.
Si no hay armonía, si partes de nosotros son removidas e ignoradas, no puede haber bienestar real, solo se conecta un equilibrio precario e ilusorio que se estremece cada vez que nos encontramos con un elemento que nos evoca sensaciones ligadas a recuerdos del pasado. un pasado del que tratamos de distanciarnos, o surge una situación desestabilizadora.
En estos casos, la terapia debe tener como objetivo principal esta defensa, es decir, la evitación, para explicar primero su función al paciente.
El siguiente paso es identificar aquellos recuerdos y experiencias de vida que ayudaron a depositar esta forma de protección y tratarlos para que se pueda hablar de ellos, para que se recuerden de una manera más funcional y menos perturbadora que no sea negativa tiene más Consecuencias. sobre el estado de salud actual del paciente.
Finalmente, se debe ayudar al paciente a desarrollar nuevas imágenes positivas de sí mismo y formas nuevas y más funcionales de lidiar con las emociones negativas en su presente y futuro.
En todos estos casos GDD (Eye Movement Desensitization and Processing) es una técnica terapéutica sumamente útil y eficaz. En esencia, esto permite actuar sobre las defensas al hacer más accesibles los recuerdos del pasado que el paciente está tratando de eliminar de su conciencia, lo que permite el procesamiento adaptativo y la integración en la experiencia de vida del paciente. También te permite identificar factores que causan malestar en el presente y crear visiones positivas para el futuro.